La mayoría de alergias suelen aparecer los primeros años de vida. Se trata de procesos crónicos que afectan tanto a nivel físico como psíquico. Por eso es fundamental que sean detectadas cuanto antes. De esta forma se podrá iniciar un tratamiento con prontitud y evitar el agente o agentes desencadenantes de la reacción alérgica.
Nuestro objetivo es limitar lo máximo posible las restricciones que la alergia en niños pueda provocar y mejorar su calidad de vida.
¿Cuáles son las alegrías más comunes en niños y bebes?
Podemos dividirlas en:
Alergias alimentarias: se produce cuando el sistema inmunológico tiene una reacción exagerada a algún alimento que el pequeño consume. Esta hipersensibilidad desata una serie de acciones en cadena de mayor o menor gravedad. Lo más frecuente es la aparición de lesiones cutáneas. Así, el niño o bebé presenta picor, enrojecimiento e inflamación en diferentes zonas del cuerpo. En casos más graves, la reacción alérgica a un alimento puede incluso provocar problemas respiratorios.
Los alimentos que más alergias suelen producir en bebés y niños son el huevo, la leche, el marisco, el pescado blanco y los frutos secos. Muchas veces esta hipersensibilidad es transitoria y desparece cuando el niño tiene entre tres y cinco años. No obstante, no siempre es así y hay muchas personas que mantienen la alergia alimentaria a lo largo de su vida.
Otra de las alergias alimentarias en niños más frecuentes es la celiaquía. Esta enfermedad consiste en una reacción adversa del sistema inmunitario al gluten. La hipersensibilidad al gluten suele afectar, sobre todo, al intestino delgado. Esto provoca síntomas como la pérdida de peso, la malnutrición, vómitos, diarreas y malestar general, entre otros.
Es fundamental acudir al alergólogo infantil si existen sospechas de que el niño o bebé pueda ser alérgico a algún alimento. El profesional llevará a cabo un examen completo y una serie de pruebas para determinar cuál es agente que genera hipersensibilidad. El tratamiento más frecuente de las alergias alimentarias en niños es llevar una dieta de la que se excluya el alérgeno.
Alergias respiratorias: Las alergias respiratorias en niños se producen generalmente como reacción a elementos que hay en el ambiente. En estos casos, la reacción exagerada del sistema inmune se produce en el aparato respiratorio, que es por donde entra el alérgeno al cuerpo. Los síntomas pueden variar desde los característicos de un simple resfriado a problemas serios de respiración. En muchas ocasiones, estas alergias respiratorias en niños pueden evolucionar y convertirse en asma.
Ante la persistencia de síntomas, se recomienda visitar al alergólogo pediátrico. Será el profesional quien lleve a cabo las pruebas pertinentes para confirmar la existencia de una alergia respiratoria en el menor y detectar cuál o cuáles son los alértenos que la activan. Los más frecuentes suelen ser el polen de determinadas especies vegetales, los hongos, los ácaros y las células epiteliales de algunos animales.
Asma: El asma en niños es un trastorno inflamatorio complejo y crónico que afecta a las vías respiratorias. Durante las ‘crisis de asma’ los bronquios se contraen y el paciente no puede respirar con normalidad. Generalmente, el asma se inicia en la niñez y suele tener una estrecha relación con la alergia respiratoria. De hecho, es muy frecuente que los niños y adolescentes que padecen asma, presenten algún tipo de alergia respiratoria.
El primer paso ante la sospecha de que el menor pueda padecer esta patología es acudir al alergólogo infantil. El profesional realizará las pruebas necesarias para confirmar el diagnóstico del asma. También es fundamental localizar los alértenos que provocan las crisis para que el paciente pueda evitarlos.
Alergias cutáneas: La alergia cutánea o dermatitis de contacto en niños es la irritación e inflamación de la piel ante la presencia de un alérgeno. Una de las patologías más frecuentes relacionadas con esta patología es la llamada dermatitis del pañal. No se deben confundir, pues esta segunda no está provocada por alérgenos, sino por agentes irritativos como la presencia de orina y heces en el pañal.
La alergia cutánea suele ser más frecuente en niños que padecen alguna otra patología de la piel, como dermatitis atópica o psoriasis. Lo cierto es que este tipo de alergias suele necesitar un tiempo para desarrollarse, por lo que suelen ser más habituales en adultos.
Alergias a fármacos: La alergia a fármacos en niños se produce cuando el sistema inmunológico reconoce a algún principio activo o componente de medicamentos como una sustancia dañina para el cuerpo. Así, ante la presencia de alguno de estos elementos se produce una reacción exagerada que provoca síntomas más o menos graves.
La alergia a fármacos en menores no es demasiado frecuente y, como sucede con otras, no se produce durante primer contacto con el medicamento, sino en aplicaciones posteriores. Eso sí, esta patología puede tener consecuencias graves si se produce anafilaxia o reacciones severas en la piel. Si un menor presenta alguno de estos síntomas tras la toma de medicación hay que interrumpir la administración inmediatamente y acudir al alergólogo pediátrico. El profesional llevará a cabo diversas pruebas para constatar que, efectivamente, se trata de una reacción adversa al fármaco.
Lo ideal para detectar con seguridad si nuestro hijo padece algún tipo de alergia es acudir al alergólogo pediátrico. Con un examen físico y el historial clínico del menor, el profesional se hará una idea del tipo de alergia que este puede padecer. El siguiente paso será la realización de una serie de pruebas características de cada tipo de reacción alérgica para confirmar el diagnóstico y, al mismo tiempo, detectar cuál o cuáles son los alérgenos que desencadenan la alergia.